México noir: Milena y Zepeda Patterson

El evento
Con motivo de la presentación de su más reciente obra, Milena o el fémur más bello del mundo, en el acto clausura de la Felimaz el pasado viernes 20 de marzo, el escritor y columnista mazatleco Jorge Zepeda Patterson propuso una crisis para la literatura de crimen mexicana contemporánea.
            Al encuentro asistieron personajes del círculo editorial y literario de todos los niveles, junto a decenas de familias y estudiantes para la presentación de mayor asistencia de la semana libresca. En un inicio, Zepeda Patterson fue arrinconado por un sinfín de periodistas, seguidores y viejos amigos del puerto en el que nació.
Tratado como celebridad, como hijo pródigo de Mazatlán, la presentación fue iniciada por el Ing. Adrián López Ortiz, Director General del Periódico Noroeste, cuando anunció al autor como “un gran amigo de Mazatlán, amigo del Noroeste”, para, posteriormente, hacer una breve reseña de la trayectoria del invitado y extenderle la palabra.
La novela negra
A ojos del autor ganador de la última edición del Premio Planeta, el arquetipo del heroico detective -policiaco o privado-, explotado por el género predilecto de figuras como Agatha Christie, es tan improbable como para ser creíble en un sistema tan corrupto como el nuestro. Para él, sus dos obras, Los Corruptores y Milena, le remiten a recuerdos de la literatura que ha disfrutado.
            La historia, un thriller político y gangsteril, centrada en la trama de una joven croata, víctima de una red de trata de blancas que se extiende entre el viejo continente y México, y un grupo de justicieros, viejos amigos todos ellos, que tratan de salvarla de las garras del bajo mundo del crimen y corrupción de altos vuelos, es una excusa para el autor con el propósito de ejercer un periodismo de ficción.
            “Yo me propuse a contar una historia humana, esencialmente. La de una persona puesta en una situación límite. Desde luego que denuncia, por el hecho mismo de descubrir estas zonas de la sociedad”, dice Zepeda Patterson al nutrido auditorio. Mientras abogaba que el abordar una historia realista conlleva un discurso que cuestiona, menciona también que, a veces, “Milena nos demuestra que podemos ser capitanes de nuestro propio destino”.
Periodismo y poder en los medios más democráticos posibles.
Explorando ese terreno ríspido de la corrupción y el crimen organizado en su escala global, el también director de Sin embargo hizo un intermedio para hablar sobre las problemáticas actuales del quehacer periodístico en relación con nuestra realidad política y la oportunidad excelsa de este entorno para escribir novelas de crimen. En parte, porque la novela negra permite abordar estas zonas tristes de nuestro tejido social. Y qué mejor que ejercer el periodismo para ello.
            “La relación poder soberano-periodismo (en México) es un terreno minado. Es lo que hay. Los buenos son así, llenos de pieles, recovecos, zonas oscuras y los malos tienen un brillo, un guiño con el qué trabajar”, dice Zepeda Patterson. “El panorama de la prensa en México la veo en blanco y negro. Lo que son medios tradicionales, estamos viéndolos en lastimoso reflujo, retroceso visible.”
            Y es que, como dice él mismo, es fácil percibir una diferencia abismal en nuestros medios. Lo que se dice en redes, prensa y noticieros no puede ser más discordante, la polifonía de la opinión -pero más importante, la polifonía del relato de los datos del hecho- es sorprendente.
            Para el autor, gran parte de la partición en la opinión pública se debe a la incertidumbre que envuelve al regreso del PRI a la Presidencia. Por otro lado, asiente que la blogósfera, y en general la Internet, permite al ciudadano vivir en la época de oro de la opinión pública.
Las dos plumas: El periodista y el escritor.
Los sucesos de los últimos años, según el autor, alimentaron de forma indirecta su obra, pues como periodista se está en una disciplina muy distinta de redacción. “Regresaba aprisa para saber cómo terminaba el capítulo. Un periodista no se puede dar el lujo de esperar a que la musa llegue. Tiene que llegar a las 800 palabras pase lo que pase”, comentó.
            Pero, a menudo, el periodista llega a estorbar, con su incisiva necesidad de datos y comprobaciones y reconfirmaciones, al novelista, cuya labor debe, en su opinión, recaer en un ingenio creador. Frustra, pues, la posibilidad de vivir otros mundos y experimentarlos.

            En lo concerniente al prestigiado galardón obtenido por su obra, el Premio de la editorial Planeta para novela, superando a Mi color favorito es verte de Pilar Eyre, el autor no pudo evitar sonreír y sostener el micrófono con nerviosismo: “Ser el segundo mexicano ganador del Premio Planeta en 63 años te ruboriza, te hace morder el velo, como decimos acá. Trato que, en la práctica, no me cambie”.

Por Manuel Cázares

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