¿Qué sucede con un
género cuando se agota? En un país como el nuestro, las tradicionales fórmulas
del pulp y la novela de crimen fueron revisadas por el autor Jorge
Zepeda Patterson al circunscribir sus obras dentro del género del noir.
Y no es que no haya material para explotar -la época moderna de nuestro país es
un nutrido campo de violencia, crimen y corrupción-, pero las formas y la
premisa temática de Milena o el fémur más bello del mundo terminan por
darse por vencidas desde las primeras páginas de su antecesora, Los
Corruptores.
De estilo, no hablemos. Se percibe suficientemente un
exceso de personalidad entre sus líneas. Quizá pueda explicarse por la paradoja
del periodista y el novelista irresueltos.
La
narrativa se conduce por un hilo artificioso y forzado, desde la construcción
de sus personajes y la recurrente sobre-exploración de sus relaciones, atípica
entre los recursos de los oscuros relatos. La carencia de originalidad no se
corrige con la importación de otros arquetipos cual estampillas.
Todo lo
anterior, es una grotesca estructura fijada de forma obsesiva -y compulsiva- en
el claro anhelo de representar el cumplimiento de la “justicia”. Aunque sea en
papel. Lejos estamos, entonces, de la esencia del hard-boiled, el noir
y toda clase de crime-novel, cuando sostenemos en nuestras manos una
copia de Milena.
El campo
ese, sobre el que James Ellroy, Agatha Christie, Truman Capote, Sir Conan
Doyle, Teodorani, Poe y Flaubert supieron plasmar las sensaciones y paisajes
más oscuros de nuestra realidad con la dignidad que sólo la maestría sincera de
este arte puede recompensar, se le vuelve un terreno baldío a Zepeda Patterson.
Apenas y queda una cosecha nutrida de deus ex machina.
Por todo lo
anterior, la muerte de su personaje de ficción, Rosendo Franco, ilustra el
declive de la producción literaria de este autor y columnista sinaloense, la
cual nomás “levanta” con una ayudada y nos la meten, febril y violenta, en los
anaqueles.
Para terminar, sólo nos pueden quedar un par de cosas
bien claras:
1) El género no se agota, son los autores quienes
se dan por vencidos de antemano.
2) La literatura mexicana de este nuevo siglo sufre de un
alarmante Síndrome Milena.
Por Manuel Cázares
Por Manuel Cázares
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